Corrí por aquel callejón, no alcanzaba a ver el final pero no podía volver atrás, ya era demasiado tarde…otra vez.
La impotencia me irrumpió cuando mis piernas pararon en seco ante tal sorpresa, la desilusión… un muro que convertía esa escena en uno de los refranes más acertados: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra” ¿dos veces? Y tres… era un callejón sin salida, otra vez!
De nuevo alguien llamó mi atención y llevaba puesto un disfraz… un disfraz noble, transparente como el aire, un disfraz muy dulce… cuando le hinqué el diente… estaba más amargo que una derrota, otra derrota.
La impotencia me irrumpió cuando mis piernas pararon en seco ante tal sorpresa, la desilusión… un muro que convertía esa escena en uno de los refranes más acertados: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra” ¿dos veces? Y tres… era un callejón sin salida, otra vez!
De nuevo alguien llamó mi atención y llevaba puesto un disfraz… un disfraz noble, transparente como el aire, un disfraz muy dulce… cuando le hinqué el diente… estaba más amargo que una derrota, otra derrota.
Que pocas ganas me han quedado, con todas las que tenía...